6 jul 2010

"MORIR POR LA PATRIA ES VIVIR"


Para los que no la conocen, ésta es la última estrofa del himno nacional cubano, a la que hacen honor los disidentes Orlando Zapata Tamayo, fallecido el pasado mes de Febrero/010, después de 83 días de huelga de hambre y Guillermo Fariñas, quien lo sustituyó en su protesta, y que en este momento se encuentra con altas probabilidades de fallecer.

GF, con su heroica huelga de hambre, exige la liberación de los presos políticos cubanos que se encuentran en grave estado de salud, algo que el gobierno cubano, a pesar de las mediaciones del gobierno de España y de la Iglesia Católica, se ha negado despiadadamente.

A nadie extrañará la intransigencia del gobierno cubano cuando se trata de la disidencia, algo que no perdona, y por tanto contempla sin la menor compasión.

No se trata de “intransigencia” por preservar la legalidad, esa no es su filosofía de gobierno. Quizás sí de posturas ejemplarizantes que amedrenten al resto de la disidencia, ese sí es su fuerte, recordemos “algunos” casos anteriores como la conocida “causa N° 1 de 1989”, donde fueron fusilados cuatro de sus más fieles colaboradores, y hasta un “Héroe Nacional”, el general Arnaldo Ochoa, también vencedor de “heroicas batallas” en las múltiples injerencias cubanas en América Latina y África.

Al efecto, es pertinente también recordar que en 1980, cuando el famoso “éxodo del Mariel”, en el que salieron del país 125.000 cubanos, muchos fueron presos comunes sacados de las cárceles, para, en primer lugar, demostrar que la mayoría de los interesados en emigrar eran “escoria”, como desde entonces se les llama a los “desafectos”, calificativo sumado al archiconocido “gusano”. Ahora eran “gusanos-escorias”, y en segundo, la oportunidad para el gobierno de aliviar las cárceles.

En esa “limpieza” no fueron incluidos presos políticos, los autorizados a viajar, tenían que ser considerados “escoria”. No porque para ellos los políticos no lo fueran, si no porque no les iban a conceder ese beneficio.

Es importante señalar que muchos de estos presos fueron sacados de las cárceles y embarcados sin su consentimiento, ni el de su familia, es decir en muchos casos en “contra de su voluntad”, sin avisar a sus familiares y por tanto sin derecho a despedirse ni a decidir. ¡Tamaña violación de los derechos humanos!

Prometo escribir muy pronto un post, explicando al respecto, pues con seguridad muchos no entenderán cómo pudo ser y qué pasó con estos desterrados.

No queda duda, el gobierno cubano libera más fácilmente un asesino, ladrón o cualquier reo condenado por algunos de los considerados delitos comunes, que a un disidente. No hay tregua con “el enemigo”, los disidentes son “enemigos”

Los disidentes no perdonan la disidencia.

Quizás un milagro impida que Guillermo Fariñas se una al cortejo de Orlando Zapata, ojalá dios, los orishas, los espíritus, y todos a cuantos podemos apelar los cubanos, y los de otras latitudes ayude a que ésta, su noble y heroica batalla con la vida o con la muerte, por otras vidas y por la libertad, no la pierda y podamos algún día celebrar juntos su victoria, que es la victoria de todos los que comulgamos con su causa: la libertad y la defensa de los derechos humanos en la isla.

El himno nacional de Cuba termina así:

“No temáis una muerte gloriosa que morir por la patria es vivir"

“En cadenas vivir es vivir, en afrenta y oprobio sumido……”


Hoy sólo nos queda orar por Coco Fariñas, porque de repente la inminente visita del canciller español Moratinos a la isla podría ser su tablita de salvación. Todo depende de cómo esté “la piedad” por esos lares.



Hasta pronto

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